Normalmente nos solemos olvidar de los momentos que quisiéramos recordar siempre, de aquel día perfecto, ese sentimiento o hasta las cosas de las que prometimos no hacerlo.
Pero hay pequeños momentos, quizás los más insignificantes, que al fin y al cabo son los únicos que permanecen….Aquel último beso en la mejilla de tu mejor amiga de la infancia de la que hace años que no sabes nada, aquella excursión al campo en la que no debiste comer tantas vinagretas, la tortilla que hacia tu abuela para la playa, la típica nevera azul de los últimos diez años o el hielo que te metía tu hermano por dentro de la camiseta…
O algún simple guiño, sonrisa o abrazo que te haya podido ayudar más que cualquiera cosa dicha…
Vive esos pequeños momentos porque cuando no te quede nada, ni siquiera un espejo al que mentir, serán los únicos que permanezcan.
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